martes, 7 de abril de 2009

Sem dobri


El año pasado vinieron a visitarnos el primo de Alejandro, mejor conocido como el Molo, y su novia Samara. Como es nuestra costumbre, siempre intentamos acompañar a nuestros visitantes en sus viajes (aunque hagamos mal tercio). Después de algunas semanas de discusión sobre los destinos a visitar se tomó la decisión de ir a una de las ciudades que más quería conocer Alejandro, Praga.


En Praga nos recibió amablemente Paola, amiga del Molo y ahora amiga nuestra también. Fue nuestra guía, traductora e interprete de la cultura checa. Nos enseñó frases básicas como a decir salud, nasdrovia; buenos días, dobri dem; y estoy bueno, sem dobri. Alejandro se aprendió muy bien al última frase para poder ligar con alguna chica checa y robarle una sonrisa. Por desgracia sólo pudo aplicarlo una vez y aunque la chica sonrió supongo que no le entendió.


Praga está llena de casitas bonitas, de castillos, de iglesias de techos verdes y de puentes, muchos puentes. El más famoso es el Puente Carlos, del cual tenemos muchas fotos (siempre con turistas). En una de las sesiones fotográficas tuvimos uno de los encuentros más extraños de nuestra estancia europea, pues mientas Alejandro y yo nos tomábamos una foto, a tres metros una chica se autofotografiaba con una nutria más o menos de mi tamaño. Fue un encuentro curioso pues demostró que no era el único animalito que viajaba por el mundo y le quitó algo de locura a Alejandro. Obviamente nos tomamos una foto juntos para registrar el hecho.



Paola y su entonces novio, nos llevaron a Cesky Krumlow y Cesky Budejovice. La primera es una ciudad que es patrimonio de la Humanidad y la segunda pues no tenía nada especial salvo una gran plaza central con una enorme torre en el centro que daba una genial vista del paisaje checo. Fue un viaje de un día y lo cerramos comiendo cerdo y papas y bebiendo cerveza.


A propósito de comida, dada la temporada sólo pude comer algunas yerbitas mientras que Alejandor y compañía se atascaron de bramborakis, bramborackas, bejerovkas,, knedlíky y demás platillos ultracalóricos que acompañados con los litros de cerveza a un euro le hicieron una simpática pancita a Alejandro.


Podría contar más cosas del viaje, como la aparatosa caída de Alejandro y la desinfección de sus heridas con perfume de mujer, o los trucos de magia del Molo en un restaurante local a una señora que llevaba horas bebiendo pero prefiero terminar con el encuentro que tuve con Krtec, un simpático topo que es famoso en República Checa y tiene su propia caricatura. A pesar de que sólo coincidimos 4 días nos hemos hecho grandes amigos y le he prometido promocionar sus caricaturas en mi blog.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Scorchy, esos encuentros curiosos no son casualidades, felicitaciones por lograr arrancar a Alejandro del teclado!
Por cierto, esa foto me gusta... no sé por qué, pero siento que tiene algo de cálida.
Saluditos calurosos del defe,Sara.