sábado, 31 de enero de 2009

México sorpresa



El año pasado estuvimos dos veces en México. La primera vez caímos de sorpresa después de visitar a la tía de Alejandro en California y fue de lo más divertido pues no sabían nada ni mis primos ni la familia de Alejandro.


Nuestro cómplice principal fue el primo de Alejandro (y su tío), que fue por nosotros al aeropuerto y se encargó de avisar que tenía un paquete para ellos. Por desgracia nuestro vuelo se retrasó y en vez de llegar a la 10 de la noche llegamos a la una de la mañana cuando ya todos estaban dormidos. Afortunadamente la hermana de Alejandro estaba escribiendo un ensayo y fue la receptora principal del shock sorpresivo de nuestra llegada. “¡Qué hacen aquí!” no paró de decir como por dos minutos por lo que despertó a la mamá de Alejandro que adoptó la misma frase “¡Qué hacen aquí!”.


Al principio todos pensaron que nos habían deportado por hacer o decir algo indebido y no se creían toda nuestra travesía por NY, Boston y Los Ángeles. Mis primos pensaron que éramos unos hologramas pues acababan de ver una película de ciencia ficción que los impresionó mucho.



La sorpresa duró poco, pues sólo estuvimos un par de semanas en el nitroso, azufroso y grisáceo DF. Eso si, Alejandro aprovechó para hacerse de 3 kilos de sobrepeso en su panza pues su dieta consistió en tlacoyos, tortas, gordas, tacos, huaraches y demás fritangas. Las visitas a los amigos no faltaron tampoco y hasta se reencontró con una amiga de la primaria. No se hasta que punto fue el reencuentro pues no me quiso llevar con él ninguna vez, así que les debo el chisme.