miércoles, 28 de abril de 2010

Fin de 2009

Como es nuestra costumbre, a finales de año visitamos México de nuevo. Esta vez hicismo una escala amistosa y afectiva en Los Angeles, donde nos quedamos un par de días con la querida Tía Laura y sus mascotas.



A diferencia de la visita angelina de 2008, esta vez el clima no nos ayudó y parece que arrastramos con nosotros como si fuérsmo personajes de caricatura las nubes grises de Barcelona. Según los noticieros americanos no llovia en California de esa manera desde hacía más de 15 años. Aún así, aprvechamos para visitar a unos amigos de Alejandro (Yuriy, Katie y familia) y conocer a algunso amigos de la tía que nos faltaban como Marcos y Sara, que tristemente hace días cambió Orange County por una latitud en otra vida más tranquila lejos de la leucemia.

En México estuvimos casi un mes y enseguida Alejandro llenó su agenda social de compromisos. Esta vez no quise acompañarlo y preferí quedarme con mis primos Urchy y Torchy para ponernos al corriente en travesuras. Esta fue una visita bastante austera dada la crisis económica famiiar pero aun así arrojó algunas sorpresas, como que por primera vez Alejandro no se peleara con su mamá o que la visita de Marcos en año nuevo.



Cuando pensamos que no habría más aventuras, regresamos a Los Ángeles y en el siguiente post les contaré lo que sucedió.

jueves, 1 de abril de 2010

Feeling academic in Wales






La continuación de nuestra aventura británica nos llevó a Aberystwyth -ciudad de pocas vocales y muchas gaviotas-, donde Alejandro presentó una ponencia sobre ese tema de los aviones que se estrellaron contra las Torres de Nueva York.

La universidad estaba enclavada en un cerro, donde se podía dominar toda la costa galesa...breathless, diría Alejandro con un tono britón bastante gracioso. Mientras el desempacaba y se dirigía a la primera sesión, yo sali al bosque para entrevistarme con la fauna local. Algunos conejos, ovejas y mirlos bastante simpáticos me dieron la bienvenida a sus dominios.



Alejandor se decepcionó un poco cuando vio puras cabecitas blancas en el congreso, es decir la media de edad superaba a la de sus padres. Seguro se le reventó la burbuja en la que puras investogadoras suecas y eslovacas presentaban en un salón de congresos con poca ropa... En fin, para hacer el cuento corto, eramos los únicos hispanohablantes y obviamente los únicos latinoamericanos. Casi la mayoría de lso asistentes era inglés y viejo.

A pesar de eso, hacia el final del día, Alejandro pudo encontrar a gente de su edad que también presentaban alguna ponencia: un australiano, un italiano, una sueca, una suiza, una turca y una escocesa. Con ellos prácticamente pasamos todos los descansos, disfrutamos del pastel y el café gratis, y de los brindis con vino en donde te podías servir todas las copas que quisieras.

La ponencia de Alejandro estuvo más bien vacía, no es el mejor escenario para iniciar una carrera académica, pero algo es algo, bien podía haber estado sólo yo. Compartío el presidium con Katherina, la chica sueca que hablaba más o menos de us mismo tema. No hubo muchas preguntas y menos para Alejandro, seguro porque era un congreso sobre historia de los medios de comunicación.

Sobre el pueblo, les puedo decir que lo caminamos todo en un día, desde sus ruinas celtas hasta el mirador, pasando por la bonita cala donde para nuestra fascinación ondeaba una bandera catalana como parte de una muestra de banderas de naciones sin país.