domingo, 27 de abril de 2008

Paris Je t' aime


El último viaje grande del año pasado fue a la Ciudad de las Luces. Me di cuenta desde el avión porque se le decía así. Miles de millones de foquitos nos recibían a altas horas de la madrugada. Lo que también nos recibió fue un aeropuerto que parece estación espacial. Afortunadamente como era de noche la estación espacial estaba deshabitada y gracias a las pericias de Tere en el francés pudimos salir del aeropuerto rumbo a la ciudad.

Batallamos un poco con los mapas pero por fin llegamos a casa de Ángela (Según mis investigaciones Ángela fue una antigua novia de Alejandro para los que les interese el chisme). Su casa estaba en un barrio muy céntrico así que pudimos caminar, caminar y caminar tal como es nuestra costumbre.

El primer día, casi sin querer llegamos enfrene de Notre Dame. Con un músico que tocaba con maestría una guitarra y un patinador que juntaba monedas en el puente mientras hacía, estoy seguro que Tere se acordó de la canción de Filio que dice “y el Rios Sena detrás”. Yo busque al campanero de la Iglesia pues Alejandro me había dicho que era un jorobado bastante simpático.

Para los que no lo sepan, Tere tiene el plan de vivir en Paris y nosotros de visitarla. Así que además de una viaje de turismo fue un viaje de autoconvencimiento por parte de Tere y nosotros no perdimos la oportunidad de animarla a que se animara a descubrir los secretos de Paris.

Tuvimos muy buenos guías de la ciudad. Ángela y Constance (otra amiga de Alejandro para variar) nos mostraron rincones que de turistas no habríamos encontrado. El barrio de Belleville, las calles del Quartier St. Germain, la vista parisina desde as Galerías Lafayette, el café de Amelie y la vida nocturna parisina fueron algunos de esos descubrimientos.

Por lo demás hicimos lo que hacen todos los turistas, nos retratamos bajo ese amasijo de alambres que es La Torre Eiffel, paseamos por la explanada del Louvre, vimos el Arc de Triomphe desde Champs Elisées, y escalamos Mont Matre hasta el Sacre Cour.

No se cuando regresemos a Paris pero siempre nos queda este viaje.

miércoles, 9 de abril de 2008

Sex appeal involuntario


Se me olvidó citar a que conocimos a dos chicas argentinas muy guapas y simpaticas en Roma. Eran parte de la excursión de Paco y Oli. Se que le gustaron a Alejandro pero la verdad es que pasaron más tiempo conmigo. Le he recomendado que quizás con un blog podría mejorar su sex appeal pero creo que eso de la tesina no lo deja pensar en nada más.

lunes, 7 de abril de 2008

Pisando historia


En octubre pasado fuimos a Roma. Tardamos seis horas para encontrar un lugar donde dormir. No porque no hubiera habitaciones sino porque las que había eran demasiado caras para el presupuesto de Tere y Alex.

Como si fuera un Sanborn’s en México o el Café Zurich en Barcelona, quedamos de ver a Oli y Paco (amigos de Alex) enfrente del Panteón Romano. Los encontramos entre centuriones y turistas que se apilaban para tomar una foto del templo dedicado a todos los dioses romanos. Fue un encuentro feliz, lleno de chismes, abrazos y recuerdos.


En lo que respecta a la visita a la capital del imperio más grande de la historia, les diré que fue algo bastante cansado pues a cualquier lugar donde se voltee hay un monumento, una piedra, una iglesia, un camino con varios miles de años de historia. Debido a nuestra restricción de tiempo, decidimos simplemente caminar y ver lo que la ciudad nos pusiera a la vista. Eso si, Tere y Alejandro decidieron que no nos podíamos perder el Coliseo, la Capilla Sixtina y la Fontana de Trevi.

Lo primero que vimos fue El Vaticano. Alejandro me explicó que es el país más pequeño del mundo, pero con todo el oro que vi dentro de la Basílica de San Pedro creo que se podrían alimentar muchos animalitos que han sido víctimas del calentamiento global. Lo único que me gustó del Vaticano fue la Capilla Sixtina. Es como uno de esos libros de “Encuentra a Wally” pero mucho mejor pintado. Mientras Alejandro sacó fotos donde no estaba permitido yo me divertí buscando animales en los frescos de la capilla.


La Fontana de Trevi me gusto mucho. Me pareció una gran piscina donde además si buceabas un poco podías encontrar moneditas. Sin que me vieran Alex y Tere (estaban aventando monedas a la fuente) me metí a la fuente y saque unos cuantos euros con los que después compre un rico helado.

Dejamos lo mejor para el final, El Coliseo. El abuelo de los estadios de fútbol es un edificio impresionante donde se siente la vibra del combate y el sufrimiento. Como ya me había leído Alejandro el libro de Espartaco no me fue difícil imaginarme los combates entre hombres y animales, donde casi siempre salían ganando mis congéneres. A los pies del Coliseo estaba el Palatino y también lo visitamos, ahí fue donde comí una hormigas cuyas tataratatarabuelas seguramente conocieron a Julio Cesar.


Abandonamos Roma para ir a otra ciudad donde por cada lado que se pise se pisa un lugar donde se escribió algo famoso o pasó algo que se enseña en los libros de historia.