domingo, 21 de septiembre de 2008

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¡Alex and Scorchy were in the Big Apple! Así es, quién lo hubiera dicho a principios de año donde nuestro plan era conquistar Europa. La historia es larga así que la repartiré en cuatro posts.

Primero decirles que debido a que Carlos y Aiste (amigos de Alejandro) decidieron casarse en Boston, fue que emprendimos la aventura de conseguir una visa para Gringolandia. Para eso tuvimos que ir a Madrid a poner cara de buenos. A mi me sale muy bien pero Alejandro tuvo que esmerarse mucho. Además de pagar algo más de 100 euros tuvo que guiñarle el ojo al guardia americano y explicarle que sólo íbamos a una boda y no teníamos intención de quedarnos a trabajar pues el gobierno mexicano nos mantenía

Su encanto sólo sirvió para dos años de visa, pero dadas las circunstancias mundiales creo que dos años es suficiente, a no ser que se gane boletos vitalicios para la NBA, con lo que si tendríamos un problema gordo.

Para aprovechar el visado y desquitar los 100 euros del visado decidimos armar un itinerario completo. Nuestra aventura americana inició en New York.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Danubio y mujeres




Bratislava está a sólo una hora de Viena, así que una vez que nos pareció que habíamos visto todo lo que se debe ver en Viena, tomamos el bus hacia la segunda mitad de Checoslovaquia, es decir Eslovaquia.


A pesar de su cercanía con Austria, llegamos aun lugar completamente distinto. Poca gente hablaba en ingles, no había euros y había letras raras en los letreros. Pasamos graves problemas para encontrar la ruta al centro, por fortuna siempre aparecen buenas personas en los momentos más difíciles y esta vez apareció Verónica, una guapa eslovaca que nos ayudó a comprar boletos de autobús y nos indicó las atracciones de su pequeña pero pintoresca ciudad. Aunque haya rechazado tomarse una foto conmigo está en el club de Amigos de Scorchy por su buena obra y tierna sonrisa.


Una vez en el centro de la ciudad ya pudimos relajarnos un poco más y apreciar la ciudad. A Alejandro le llamó la atención la arquitectura comunista de los edificios mientras que Gaby se encandiló con un poster de chiles y quesos del mundo en eslovaco.


La ciudad es dominada por un castillo, que según nos dijeron es de los mas viejos de Europa. Desde ahí también se tiene una vista inmejorable del Danubio, lo cual hizo feliz a Alejandro pues Viena le había quedado a deber esa vista. Mientras yo me dedique a explorar la vegetación de los jardines del castillo y encontré unos bichitos rojinegros crocantes bastante sabrosos.


Una vez que bajamos del castillo, nos adentramos en las callejuelas de la ciudad vieja, donde encontramos iglesias con torres verdes, estatuas de bronce a mitad de la calle y una celebración del equipo de jockey sobre hielo local. A Alejandro se le iban los ojos cada vez que pasaba una eslovaca pues según él en este país hay el mejor Producto Interno de Féminas de todos los países que hemos visitado, hasta tenía la idea de ponerse afuera de una universidad con un cartel que hablara de sus cualidades, afortunadamente Gaby y yo lo hicimos entrar en razón y regresamos a Viena, algo apurados pues tuvimos que correr para no perder el autobús.