domingo, 30 de noviembre de 2008

L.A. Confidential


Llegamos a Los Angeles gracias al patrocinio de Lauris, la tía de Alejandro. Laura lleva 18 años en los USA y somos su primer visita oficial. No es que no hayan querido visitarla, es que por alguna razon que aun no comprendo las personas necesian de un papelito que les permita cruzar fronteras y nosotros lo tenemos (bueno sólo Alejandro lo tiene) y por eso pudimos visitarla.

Como si estuvieramos en el DF hicismo como una hora del aeropuerto a la casa de Laura, solo que a diferencia del DF o otras grandes ciudades lo que se ve no son casas o edificios sino puras autopistas llamadas "freeways". Ignoro por qué se llaman caminos libres si siempre están llenas de coches.


La casa de Laura es muy grande y en el viven 4 gatos, 2 perros y una tortuga. Al principio me fue dificil confiarme de los gatos pero mostraron ser tan amigables como su dueña. Los perros, de nombre Sadie y Lolita, fueron más asiduos y cotidianos compañeros. Nos acompañaban en nuestras mañanas de café y periódico y en nuestras cenas de cerveza y fotos.

No pasamos muchos días en California pero si muy prolíficos. El primer día fuimos a los Universal Studios. Fue como meterse en las películas. Nos atacó un T-Rex, fuimos tragados por Maggie Simpson y hasta charlamos con el Burro de Shrek.


Al otro día fuimos al acuario de Long Beach, donde vimos varios peces que bien podrían haberme tragado si me hubiera caido en su estanque. Por fortuna no sucedió y ahora les puedo contar la experiencia. Ese mismo día fuimos también a una playa que parecia el bazar de coyoacán pero con mar. Fue muy divertido y acabamos bailando al ritmo de los tambores.


Para el último día quedamos de vernos con unos amigos de Laura y fuismo a Hollywood. Fue bueno conocer el lugar donde en unos años pondre mis patitas en el cemento, si sigue la popularidad de este blog. Lo unico malo de Hollywood es que no hya mucha comida para un puercoespín, así que me tuve que conformar con ensaladas. Terminamos el día viendo las humildes casitas de Beverly Hills. Después de un fin de semana intenso en afectos y freeways dimos por terminada nuestra primer visita a California. Nuestro siguiente destino fue México en visita sorpresa

jueves, 20 de noviembre de 2008

Boston Wedding Party




Los puercoespines no tenemos ceremonias como los casamientos. Cuando nos gusta una hembra o a la hembra le gusta un macho simplemente se lo hacemos saber con un bailecillo, erizando nuestras púas y siendo más cariñosos. Luego lo demás pueden verlo en el Discovery Channel.

Pero como los humanos son algo aparte, le ponen crema al pastel de sus relaciones humanas haciendo ceremonias muy divertidas. Nuestros andares nos llevaron a Boston donde se iba llevar a cabo una de esas ceremonias conocidas como bodas. Los afortunados participantes son amigos de Alejandro y es por eso que hicimos el viaje desde Barcelona.

La estancia en Boston no fue muy turística, más bien fue filial. El primer día tuvimos una fiesta de tapas (si, tapas en Boston) como prólogo de la boda. Corrió mucho alcohol y muy buena comida. Yo descubrí lo sabrosos que son los espárragos y más si consigues alguna hormiga para acompañarlos. Así que entre Vinho Verde, Cervezas Sam Adams y tapas españolas se nos fue el primer día.

El segundo fue ocupado totalmente por la boda. Por segunda vez desde que pasó el cometa Halley, Alejandro se puso traje, así que eso me permite suponer que fue un evento importante. Yo me dormí en la ceremonia y eso que ni siquiera fue religiosa. Según me contó Alejandro el discurso del Dean del MIT fue muy bueno. Desperté para escuchar unos simpáticos mariachis y ya estuve en total forma para la comida y el baile.



Los dos días posteriores fueron los únicos dedicados al turismo. Acompañados por el recién casado, por su prima o por su melenudo hermano visitamos el Centro de Boston, el muelle y la maravillosa Zona Universitaria. A Alejandro se la caía la baba ante la perspectiva de estudiar en esa espléndida ciudad, rodeado de arbolitos y flanqueado por el río Charles. Para serles sinceros a mi tampoco e disgustaría mudarme por esos lares, salvo cuando llegue el frío y tenga que usar skis para salir a la calle.