miércoles, 7 de marzo de 2007

10,006


-¿Crees qué 10,006 kilómetros sean muchos?- me preguntó Broderico poco después de haber escuchado una conversación en donde se repetía esa cifra constantemente.

- Creo que mejor deberíamos preguntarle a Gilmar, él es el experto en números y letras- le contesté

Para llamar su atención le quitamos la chela a Gilmar. Cuando por fin nos hizo caso nos miró algo sorprendido por la pregunta. Le regresamos su cerveza y después de darle un largo trago nos soltó un discurso sobre el amor, la relatividad de las distancias y la calidad del servicio de tal o cual aerolínea.

Cuando saltaron las primeras lágrimas de sus ojos y nos empezaron a salpicar dejamos el tema por la buena y mejor nos fuimos a jugar con combinaciones del 10,006 en la computadora de Vinny.

Justo cuando creíamos que después de sumar, restar, permutar y aplicar otras formulas raras teníamos una respuesta a nuestra pregunta Alejandro me metió a la mochila y nos fuimos a casa. Ya en casa me enteré que 10,006 kilómetros era la distancia de Barcelona a México y que el tío Gilmar era le poseedor del record en recorridos ida y vuelta en un lapso de un mes.

2 comentarios:

Gilmar Ayala Meneses dijo...

Gracias, hermano, por reconocer el récord, pero, sobre todo las cosas tus, palabras han sido dignas, respetables y consejeras en todo momento.

Anónimo dijo...

Scorchy finalmente yo también descubrí que era la distancia entre bcn y mex pero según entiendo las distancias se alargan y se acortan para las personas. Es curioso en tanto que para unos un océano es algo que se cruza varias veces en un mes, para otros es un camino sin regreso.Como quiera mi mamá dice que México es su Ítaca.
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca

debes rogar que el viaje sea largo,

lleno de peripecias, lleno de experiencias.

No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,

ni la cólera del airado Posidón.

Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta

si tu pensamiento es elevado, si una exquisita

emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.

Los lestrigones y los cíclopes

y el feroz Posidón no podrán encontrarte

si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,

si tu alma no los conjura ante ti.

Debes rogar que el viaje sea largo,

que sean muchos los días de verano;

que te vean arribar con gozo, alegremente,

a puertos que tú antes ignorabas.

Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,

y comprar unas bellas mercancías:

madreperlas, coral, ébano, y ámbar,

y perfumes placenteros de mil clases.

Acude a muchas ciudades del Egipto

para aprender, y aprender de quienes saben.

Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:

llegar allí, he aquí tu destino.

Mas no hagas con prisas tu camino;

mejor será que dure muchos años,

y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,

rico de cuanto habrás ganado en el camino.

No has de esperar que Ítaca te enriquezca:

Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.

Sin ellas, jamás habrías partido;

mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.

Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,

sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
con amor broderico