miércoles, 23 de julio de 2008

Caixo Euskadi


¡Por fin Alejandro ha dejado la computadora! Después de varias semanas donde el teclado parecía una extensión de sus brazos y la pantalla una extensión de su horizonte visual, la ha dejado descansar. Eso quiere decir que su espinoso amigo se pondrá al corriente en todos los viajes, conciertos, fiestas y eventos que valgan la pena ser contados de este lado del Gran Mar.

Como les contaba en el post anterior, el destino y los boletos baratos nos llevaron al País Vasco. Alejandro tenía varios meses viendo el precio de los boletos a Bilbao sin decidirse. No se si fue por la situación política de la región, o por que esta vez íbamos a ir acompañados, que Alejandro se decidió por fin a visitar Euskadi en detrimento de Galicia. Así que allá fuimos, Alejandro, KT y Scorchy a visitar el País de los Vascos.

Yo no sabía quienes eran los vascos, me parecían algo así como los Morlochs o los Hobbits, pero Alejandro me explico que eran algo así como los catalanes, que defendían una lengua y una autonomía económica del Estado Español. Como eso de la política no se me da preferí cambiar el tema y preguntar por la flora y la fauna local. Me di cuenta que, a diferencia de otras partes de España, era un lugar muy verde. Los pastos eran sumamente sabrosos y albergaban unos gusanos gorditos llenos de gelatina que me cociné como si fueran pinxos.

Bilbao es una ciudad pequeña con una riera caminable y romántica. Por si fuera todo, si caminas por toda la riera inevitablemente terminarás ante el Guggenheim, que según Alejandro y KT era un museo, pero que a mi me pareció un zoológico de monstruos y seres espaciales, pues había una araña gigante, un Yorkshire de 20 metros de altura con pelaje floral llamado Puppy, tulipanes metálicos y brillantes y llamaradas inciertas que brotan de un estanque de agua. Mis compañeros de viaje quedaron maravillados ante el monolito de titanio y mármol y pasaron muchas de sus horas al amparo de ese impresionante edificio mientras yo me saboreaba el sabor de esa araña gigante.

Como era de esperarse iniciamos a KT en el arte de caminar y caminar y caminar por las ciudades hasta casi morir de inanición. Por fortuna ninguno de nosotros murió y pudimos ver gran parte de Bilbao sin tomar un solo transporte público para luego poder descansar en algún bar al amparo de una cerveza y unas tapas.

Nuestra siguiente parada en el País de los Vascos fue Donosti, mejor conocido como San Sebastián en el festival de cine. Hemos visto varias películas premiadas en dicho festival y la famosa toma de la Playa de la Concha del cual sacan su nombre los premios que se dan, las Conchas.

No encontramos muchas conchitas pero si mucho viento, que con el aditivo de la lluvia nos acompañó en toda nuestra travesía donostiarra. Creo que el viento debe ser parte de esa ciudad pues visitamos una escultura que se llama el peina del viento. No creo que funcione mucho pues el viento pareció muy despeinado durante nuestra estancia, incluso yo diría que demasiado pues salimos a pasear una noche de temporal y a la mañana siguiente nos dimos cuenta que por el camino paseado habían sido expelidas por el mar rocas del tamaño de ladrillos.


Aún así, como diría Alejandro, el agua solo moja, y pasamos un gran momento visitando esa pequeña ciudad, a la que tenemos que volver durante algún verano. Por último quiero dedicar este pequeño post a KT para agradecerle haber estado en nuestro camino durante este medio año. Espero que tus ojos sigan rolando por este tu blog espinoso de vez en cuando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...y que siga estando en vuestro camino por mucho tiempo.
thanx.

:)