domingo, 23 de septiembre de 2007

¡Se incendia Grecia!


Escuché en las noticias que el fuego abrasaba decenas de hectáreas de bosques en Grecia. Me preocupé mucho por los colegas animalillos que tuvieron que salir de su madriguera a toda velocidad para salvar sus vidas.

Todavía con la noticia fresca fui a la nevera por un poco de helado de hierbitas para mitigar el calor barcelonés cuando Alejandro me anunció, bailando como Zorba el griego, que nuestro próximo destino sería precisamente la ardiente Grecia.

—Pero se esta quemando, ¿acaso no has visto las noticias? —. Le dije mientras imaginaba que mi helado se derretía.

—Los medios magnifican todo Scorch, seguramente no hay noticias que dar y por eso ponen tanta atención en los incendios en Grecia,—. Me contestó con esa cara entre seria y bromista que ustedes ya conocen. Luego agregó —Además ya pagué el boleto y vamos con Moni y Manchus­.

Así que ahí estábamos, en Atenas a veinticinco grados centígrados a la hora del amanecer y con planes de subir hacia la Acrópolis al medio día. Manchus y yo tomamos precauciones y robamos unas botellitas de agua para beber o para apagar un posible fuego.

Después de una larga caminata por fin llegamos a la Acrópolis. Yo esperaba ver algo espectacular pero creo que el fuego llego antes que nosotros pues de la maravilla del mundo que me describió Alejandro sólo quedaban edificaciones en mármol rodeadas de andamios. Manchus y yo quedamos decepcionados pero al parecer Alejandro y Moni estaban bastante contentos pues tomaron fotografías como turistas japoneses y no dejaban de exclamar alabanzas sobre el mundo clásico.

Al bajar de la Acrópolis los termómetros ya rozaban los cuarenta grados y nosotros ya no teníamos ni una gota de agua. Empezamos a resentir el calor y por fortuna encontramos un parque. Moni y Alex durmieron un rato a la sombra de los árboles y yo aproveché para cazar algunos insectos y condimentarlos con las excelentes especias griegas.

Como dice Alejandro “de todo se aprende” y a partir de ese día no volvimos a salir sin una botella de agua de dos litros en la mochila. Al día siguiente visitamos Sounion, según Alejandro, la parte más al sur de la península y sitio del templo a Poseidón, el cual era el último paisaje que veían los marineros antes de salir para Asia Menor. En Sounion nos sumergimos en el mar por primera vez en el verano.

Según Alejandro y Moni, Atenas es una ciudad donde se respira un ligero aire de subdesarrollo que les recuerda a Latinoamérica. Yo no estoy tan seguro, no entiendo nada de griego y no se si los griegos me están saludando, me están insultando o se burlan de mi peinado. Duramos dos días en Atenas y las causas, los azares y las terribles agencias de viajes griegas hicieron de la isla de Naxos nuestra próxima parada. Espero que no haga mucho calor.


1 comentario:

Unknown dijo...

Scorchy:
no me conoces, pero ahora mismo tienes contigo a una gran y querida amiga: Teresa... así que espero noticias de ambos... ella es tan así como es, que estoy cierta de que la pasarán muy bien juntos!!! OJO! odia las mordidas en los pies (si no, pregunta a Tomazina) pero los besos serán muy bien recibidos... ah! también los abrazos.

Desde México, con cariño, para Scorchy, El Ché y Teresa..

ABRAZOS!!!!

OP